Debido a la celebración de Halloween, he escrito unos microrrelatos para escritores y lectores. Las reglas eran sencillas: que tuvieran que ver con la Noche de los Difuntos y que contuvieran más o menos cien palabras.
Esto fue lo que me salió. Espero que los disfrutéis:
«Todo estaba preparado. Todos alrededor de la mesa con las manos aferradas las unas a las otras tal y como habíamos hecho en otras ocasiones. Hoy me encargaba yo de la sesión. Encendí las oscuras velas, momento en el que una brisa helada transitó por la habitación. Todos sentimos un escalofrío recorriéndonos la espalda. Había regresado. Quizás nunca se fue. El espíritu que reinaba la casa se mostraba ante nosotros.
―¿Qué quieres? ―le pregunté ingenuamente. Esperaba una contestación y me la dio:
―Os quiero a vosotros.
Las llamas de las velas oscilaron en un movimiento macabro hasta desaparecer. Todo quedó en una profunda oscuridad.
Nada, fue lo último que sentí».
Imagen tomada de http://www.joventaoista.org
«Cuando despertó se encontró atrapada. No sabía dónde estaba, pero el cubículo era demasiado pequeño. Recordó que llevaba un mechero en el bolsillo del pantalón, así que con un poco de esfuerzo pudo acceder a él y lo encendió. No se lo podía creer, nunca se hubiera imaginado encontrarse en esta situación. Encerrada en un ataúd.
La llama se apagó, sabía lo que significaba, en breve se quedaría sin aire. Empujó, pataleó y gritó. No sirvió de nada.
Estaba desesperada. Las lágrimas le corrían por las mejillas, lágrimas de impotencia. Entonces, notó una cuerda sobre su cabeza, sabía lo que significaba, una campanilla que avisaría de que estaba enterrada viva. ¡Estaba salvada!
Tiró y tiró una y otra vez de ella. Podía escuchar el pequeño tintineo en la lejanía.
Nadie más que ella lo escuchó».
Imagen tomada de http://www.joventaoista.org
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